MARATON DE JAEN, EN PISTA

Allá por el mes de Octubre, en la salida del maratón de Ciudad Real del pasado año, coincidí con Antonio Huertas, 140 maratones acabados, al que conocí en uno de mis viajes a Etiopía y me presentó a un amigo que lo acompañaba, Manuel Rico, murciano, con , más o menos, el mismo número de maratones finalizados y organizador de pruebas. Mientras daban la salida, me comentó que organizaba en su pueblo, Ceutí, un maratón en una pista de atletismo; me quedé alucinado porque desconocía la existencia de ese tipo de pruebas y tomé su "matrícula" porque me llamó mucho la atención. Tanto es así, que en Febrero de este año, planificando las pruebas que quería hacer , me puse en contacto con él para preguntarle si la volverían a hacer. Y lo hicieron, pero en una fecha (un sábado de Abril) que , por motivos familiares, me fue imposible acudir, por lo que , finalmente, participé en el Maratón de Madrid , el siguiente fin de semana.
Pero me quedé con auténticas ganas de probar esa experiencia. Y, como suele ocurrir en estos tiempos modernos, por Facebook me enteré que hacían un maratón similar, en Jaén, en el mes de Julio, y no lo dudé ni un segundo, me inscribí enseguida. A la locura de hacer un maratón, se le unía la peculiaridad del recorrido (105,5 vueltas a la calle 1 de una pista de atletismo) y el previsible clima tórrido; pero, en el fondo, o no tan el fondo, los corredores somos masoquistas y nos encantan las dificultades añadidas, queremos elevar más y más el listón de la dificultad, porque de esa manera después es mayor la satisfacción del reto cumplido.
Se disputaban simultáneamente, un maratón completo ( éramos 50 personas, que corrimos por las calles 1 y 2 ), un maratón por equipos de 2 personas (cada uno hacía media maratón) que corrían por las calles 3 y 4 y un maratón por equipos de 4 personas, que corrían por las calles 5 y 6. Así que, cuando se dió la salida, algo más tarde de lo previsto, en torno a las 7.30 am, la pista de La Salobreja, los maratonianos desde la curva del 200 ( para completar los 195 metros), aquello se asemejaba a un tiovivo. He recibido muchos comentarios, alabando mi "capacidad psicológica", mi aguante mental, para soportar esa supuesta "tortura", pero os tengo que decir que nada de eso. Es de los maratones que más me he divertido, no se me hizo nada pesado , más pesan mentalmente esas rectas interminables por calles desiertas, o por polígonos industriales o por circunvalaciones de extraradios de ciudades, que es lo que normalmente te encuentras en pruebas no demasiado concurridas. Es más, en los que atisbo que me puedo aburrir, siempre me coloco mi ipod para, al menos, ir oyendo mi música favorita y esta vez, prescindí de ese recurso desde el inicio. Vas siempre acompañado, doblando a corredores, y otros que te doblan a ti, cada vez que pasas por la meta el amable speaker siempre tiene una palabra de ánimo o una ocurrencia simpática , vas oyendo la música que atruena por la megafonía, al final, acabas haciéndote amigo de todos, de tanto pasarlos o que te pasen Y ésa es la clave, es un maratón en dónde acabas como si fueras familia y amigo de siempre, de los que ya conocías y de los que acabas de conocer, se genera una complicidad, apoyo y simpatía recíproca entre todos.Tampoco he sentido ninguna dificultad añadida en las caderas (por el hecho de tomar siempre las curvas en el mismo sentido) ni por el piso ( el tartán es mucho más amable , obviamente, que el asfalto para pies y tobillos, el desgaste y roturas musculares son notoriamente inferiores)
Para los curiosos de conocer cómo se mide, pues llevábamos doble chip, uno en el dorsal y otro en la zapatilla, aparte de doble dorsal, pectoral y dorsal, porque, aparte del control informático, había un control "manual", es decir, jueces que iban contando tus pasos por meta y anotándolo en un impreso adaptado al efecto (crucecitas en casillas). Te avisaban en las últimas cinco vueltas. Obviamente, yo llevaba mi reloj Gps, que, como siempre, marcó algo más, pero "cuadró" perfectamente con las indicaciones de los jueces. Como curiosidad, hice 3 h 27 minutos, girando cada vuelta en algo menos de 2 minutos de promedio. Tiene la ventaja que tienes avituallamiento cada 400 metros, y, como la temperatura subió hasta 33 grados, bien que hizo falta. Es de las pocas ocasiones que me vi obligado a beber isotónicos, en vez de agua solo, que es lo que suelo hacer, más para prevenir una deshidratación y pérdida de sales que porque me encontrara mal.
Esta prueba , por todo lo expuesto y por otras razones más personales que la hicieron especial, queda grabada con letras de oro en mi "colección" y espero poder repetir el año próximo.
Fue mi maratón 94.
Fue mi maratón 94.

Comentarios
Publicar un comentario